La saga Rocky ha tenido muchos capítulos, algunos más aclamados que otros. Pero la llegada de Creed, y su posterior expansión, ha marcado un nuevo rumbo, uno en el que la figura de Sylvester Stallone, el creador de Rocky, ha ido perdiendo protagonismo hasta su completa ausencia. Vamos a analizar este cambio de guardia, explorando las razones detrás de esta evolución y el impacto que ha tenido en la franquicia.
El nacimiento de Creed: Un nuevo comienzo
La primera película de Creed, dirigida por Ryan Coogler, supuso una bocanada de aire fresco para la franquicia Rocky. Coogler, un director con una visión única y una profunda admiración por la saga original, logró capturar la esencia de Rocky mientras introducía elementos nuevos y modernos. La película no se limitaba a ser una simple continuación, sino que presentaba una historia conmovedora y relevante para el público del siglo XXI.
La decisión de centrarse en Adonis Creed, el hijo ilegítimo de Apollo Creed, fue un acierto. Este nuevo protagonista permitía explorar temas universales como la búsqueda de identidad, la superación personal y la búsqueda del éxito, todo ello envuelto en el mundo del boxeo. La química entre Michael B. Jordan, en el papel de Adonis, y Sylvester Stallone, como Rocky, fue palpable en pantalla.
La película no solo rindió homenaje a la saga original, sino que también redefinió sus límites. La inclusión de temas sociales y la modernización del estilo cinematográfico, sin perder la esencia del espíritu boxístico de Rocky, contribuyó a su enorme éxito de crítica y público. Un éxito que superó todas las expectativas, consolidando a Creed como un digno sucesor del legado de Rocky.
Creed II: La sombra de Drago vuelve a alargarse
Creed II continuó la historia de Adonis Creed, pero con un cambio importante detrás de las cámaras. Steven Caple Jr. tomó el relevo de Ryan Coogler en la dirección, y aunque Coogler permaneció como productor ejecutivo, la visión de la película cambió ligeramente. La narrativa se centró en la rivalidad entre Adonis y Viktor Drago, el hijo de Ivan Drago, el icónico villano de Rocky IV.
La vuelta de Ivan Drago, interpretado por Dolph Lundgren, fue un acierto estratégico. Esta decisión permitió explorar la complejidad del personaje, mostrando un lado más humano y vulnerable que el villano unidimensional de la película original. La inclusión de Viktor Drago, interpretado por Florian Munteanu, añadió una nueva capa a la historia, creando una rivalidad generacional llena de tensión y drama.
La película tuvo un éxito comercial aún mayor que su predecesora, demostrando que la franquicia Creed tenía un gran potencial. Sin embargo, este éxito también marcó el inicio del distanciamiento de Sylvester Stallone de la franquicia. Los problemas con los derechos del personaje de Rocky, un tema que abordaremos más adelante, comenzaron a generar tensiones y a influir en la participación del actor.
Creed III: Un nuevo capítulo sin Rocky Balboa
Creed III marcó un hito significativo en la franquicia. Por primera vez, Sylvester Stallone no apareció en la película. Esta ausencia no fue un simple detalle, sino una señal clara de que la franquicia Creed estaba dispuesta a seguir su propio camino, independiente de su creador original. Michael B. Jordan asumió el papel de director, demostrando su talento tras las cámaras, y la película se centró en la historia personal de Adonis y su relación con un viejo amigo.
La ausencia de Rocky Balboa fue notable, pero la película funcionó como una historia independiente, centrada en el crecimiento personal y las decisiones difíciles de Adonis. El nuevo antagonista, Damian Anderson, interpretado por Jonathan Majors, proporcionó un desafío físico y emocional para Adonis, ofreciendo una narrativa fresca y emocionante.
La decisión de continuar la franquicia sin Stallone fue arriesgada, pero al mismo tiempo, necesaria para la evolución de la saga Creed. La película demostró que la franquicia tenía la capacidad de seguir adelante, creando nuevas historias y explorando nuevos personajes sin depender de la sombra de Rocky. El éxito comercial de Creed III, a pesar de las críticas encontradas, demuestra que la franquicia tiene un futuro brillante, incluso sin la presencia de su creador.
El futuro de Creed y el impacto de la ausencia de Stallone
La ausencia de Sylvester Stallone en Creed III no solo marcó un cambio en la franquicia, sino que también tuvo un impacto significativo en la percepción pública de la saga. Muchos fanáticos lamentaron la falta de Rocky Balboa, un personaje icónico que ha sido parte de sus vidas durante décadas. Sin embargo, la película demostró que la franquicia Creed tiene un futuro prometedor, capaz de crear nuevas historias y personajes que pueden conectar con el público.
La decisión de Stallone de alejarse de la franquicia se debe, en parte, a una disputa con Irwin Winkler, el productor de las películas de Rocky. Las discrepancias sobre los derechos del personaje de Rocky fueron un factor clave en la decisión del actor. Esta disputa pública generó una gran controversia, dividiendo a los fanáticos y generando debate sobre la propiedad intelectual y los derechos de los creadores.
A pesar de la ausencia de Stallone, la franquicia Creed sigue prosperando. Michael B. Jordan, como actor y director, ha demostrado su compromiso con la saga, y se espera que continúe expandiendo el universo de Creed con nuevas películas y spin-offs. El futuro de Creed parece brillante, aunque sin la presencia del creador original. El éxito de Creed III, a pesar de las opiniones divididas, demuestra que la franquicia ha encontrado su propia identidad.
Un nuevo capítulo, una nueva era
La saga Creed, a pesar de su origen en la franquicia Rocky, ha logrado crear una identidad propia, independiente de su predecesora. La ausencia de Sylvester Stallone ha marcado un punto de inflexión, pero también una oportunidad para explorar nuevas narrativas y profundizar en personajes ya establecidos, como Adonis Creed. El camino de Creed es ahora propio, un camino que parece llevarlo hacia un futuro lleno de posibilidades. La franquicia ha demostrado su capacidad de adaptación y evolución, mostrando que puede seguir prosperando incluso sin su creador original. La historia de Rocky puede haber llegado a su fin, pero la historia de Creed acaba de empezar. La ausencia de Stallone es un cierre de ciclo, pero también una oportunidad para un nuevo comienzo, uno que se escribe con la misma pasión y entrega que la saga original, un cambio de guardia que se presenta como una evolución natural, no como un final abrupto. El universo de Rocky continúa expandiéndose, demostrando su capacidad de adaptación al paso del tiempo, adaptando los temas y el estilo al público actual. La saga Creed no solo ha demostrado ser una digna sucesora, sino que ha forjado su propio camino, mostrando un futuro prometedor e independiente.